sábado, 1 de octubre de 2011

INTRODUCCIÓN



Te invitamos a conocer quiénes son esos jóvenes que vez caminando por la ciudad con un mechón de pelo que cubre la mitad de su cara y vestidos de negro. Son los representantes de la cultura emo, un fenómeno que comenzó como género musical en los años 80’ en Washington DC, Estados Unidos.

Actualmente se puede apreciar en todo el mundo representantes o seguidores de la cultura emo.
Mucho es lo que se habla sobre este grupo hoy en día, pero mucho es también lo que se inventa. Inclusive muchos adolescentes que aseguran ser emos en realidad ni siquiera están cerca de serlo, pues la cultura emo no es únicamente estética, ella persigue una fuerte filosofía.


Como dijimos esta subcultura se origina en los Estados Unidos, más precisamente en la ciudad de Washington DC, como un género musical post-hardcore, que rápidamente debido al contenido emocional y expresivo de sus letras fue definido como emotional hardcore, y posteriormente abreviado como emo-core. Su estilo musical deriva del hardcore punk con la diferencia de ser más lento y melódico.

Se considera el nacimiento del genero emo-core el lanzamiento del disco Rites of Spring de la banda homónima en el año 1985. Los seguidores de la cultura emo rápidamente comenzaron a masificarse y a buscar su propia identidad, que los diferenciase de otras tribus urbanas con las que tenían más de un punto de contacto pero que sentían ser sustancialmente diferentes como los punks y seguidores del grunge. Los emos han sido atacados en infinidad de oportunidades por diversos grupos tras ser considerados un flagelo social y muchas veces considerar que es el paso previo o una forma de esconder la homosexualidad.

Los hemos dicen basar su diferencia con el punk londinense simplemente en el compás de la batería, quizá allí comience la diferencia porque realmente son bastantes con los representantes del punk.

Los jóvenes emos del siglo XXI persiguen una actitud y filosofía crítica de la sociedad centrada en las emociones (dolor, rabia, desgano e insatisfacción) y que encuentra semejanzas con los punkys en la rebeldía y la necesidad de trillar las calles y sentirse urbanos. La tristeza que los caracteriza suele quedar de lado cuando de una fiesta se trata, allí sacan a relucir su sarcásticos e irónico humor.

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